viernes, 18 de junio de 2010

El Rito




El acto de institucionalizar la evocación, recuerdo o vivencia en una estructura definida y en periodos de tiempo define al Rito. En efecto, esta manifestación llevada a cabo por los individuos es posible observarla en ocasiones definidas, por ello acordamos que no es la espontaneidad su característica principal sino su ejecución premeditada, definida en ciclos estipulados conforme a la búsqueda de un objetivo a veces trivial y en otras de trascendencia.

En efecto, si bien el rito ha estado ligado tradicionalmente con la estructura simbólica que tiende a repetir la experiencia primigenia de encuentro con una determinada divinidad o la revelación de esta misma respecto a algún tema de significación trascendente desde la cosmovisión de la religión, asimismo la presencia del Rito cumple similares funciones en organizaciones vinculadas a movimientos sociales de amplio espectro (políticos, militares, sindicales, etc). Así podemos encontrar la expresión del Ritual en el Juramento a la Bandera de los soldados en una fecha de evocación heroica y épica que no tan sólo rememora tal acontecimiento, sino literalmente transporta a los participantes al momento original que produjo la experiencia de trascendencia a nivel nacional y social.

La definición del Rito cumple así una función renovadora de la unión entre lo revelado y los seguidores de su testigo vivencial, del mismo modo reafirma una conducta de credibilidad en la repetición de un acto es decir su convicción de fe en el despliegue de dicha expresión.

Por otra parte el rito puede ser vinculado con la vida cotidiana y derivar en una manifestación individual en donde la psicología incorpora dicha variable como una acto de reafirmación ante determinados eventos (Ritos acompañados de obsesión, superstición, entre otros aspectos).

El Rito nos aporta un caudal relevante de elementos para entender la conducta humana en un nivel más allá de la simplicidad de día a día, es a través del ritual en donde el sujeto se vincula con mayor profundidad con su comunidad compartiendo elementos de significación que alimentan su cohesión como organización y sociedad.

En una comunidad religiosa encontramos diversas expresiones de simbolismo unidos a una epopeya histórica de revelación, entendimiento y sentido de liberación del mundo, así resulta interesante observar la comunión en el rito católico como una integración del Hombre y la Divinidad, específicamente en el Ritual de Comulgación, la recepción del “Cuerpo de Cristo” transmutado en Pan y a su vez símbolo del hijo de Dios es la expresión de la trascendencia de lo trivial a un nivel de significación superior a la mera trivialidad. Nos une con el instante primigenio en que Jesucristo estipula su santa Alianza con el Hombre y asume su conducción como redentor de la estirpe de Abraham.

La iniciación por ejemplo también deviene en ritual y asimismo la encontramos en los Masones con su trabajo de elaboración de la obra, para ello apelarán a su fundador Hiram, sus instrumentos prácticos; escuadra, Compás, regla y otros trascenderán la mera formalidad para entender su inserción en tareas de una obra espiritual.

El Rito en conformidad, se actualiza y prolonga toda vez que el sentido de su realización se inserte en un contexto de interpretación que lo revitalice y mantenga vigente respecto del pasado, es decir toda vez que su acto resuene y se difunda con la trascendencia y la fuerza que demanda la comunidad hacia el presente y ese futuro engañoso y distante a simple vista.
Cuando el Rito pierde su resonancia, se asimila a un instrumento que no comunica, no trasciende y entonces deviene el acto por el acto, esto es en un simple y mecánico repetir sin alimentar a los seguidores con un mensaje, entonces el acto muere a causa de su esterilidad y separación de la realidad, perdiendo toda fuerza y quedando desterrado en el tiempo como un libro en códices secretos que nadie puede leer. Pues no debemos olvidar que el Rito nace del recuerdo del Hombre respecto a un evento trascendente y si este mismo es incapaz de insuflar la vitalidad nadie lo reemplazará.

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