miércoles, 21 de julio de 2010

Atacama Tierra Mía



Vine entonces del lejano norte en donde la fuerza del sol renace cada día con fuerza, allí surgieron los vínculos con historias pasadas respecto a hechos de por sí, fuera de lo común... De la lejana Atacama conocí los recónditos parajes que almacenaban el saber de siglos, rutas perdidas y desconocidas por donde los antiguos habitantes se adentraron. Conquistadores de diverso signo; Incas, Españoles, Patriotas, Mineros y tantos otros que recorrieron la superficie y entrañas del lejano desierto.

Asimismo recorrí el cauce de la vida en torno a asentamientos agrícolas como los que observé en Huasco, Alto del Carmen, Hacienda Atacama milagro de la naturaleza, capricho del destino o simple bendición de oportunidades para los hombres que valientemente buscaron respuesta en las laderas de los valles internos o costeros. Insignes personajes reales e imaginarios se entremezclaron para conformar el mito que nutrió a un pueblo desde su temprano nacimiento: Cerro de la Cruz, Piedra Colgada, Tierra Amarilla, Inca de Oro, Pueblo Hundido, Potrerillos, Freirina, Pan de Azúcar, Vallenar y tantas otras. Entre todos esos pueblos, surge la insigne ciudad denominada San Francisco de la Selva que cautivó a los viajeros provenientes del Perú. Allí entre algarrobos, Chañares, mantos mágicos de añañucas, espinos y un granel de vertientes se arraigó la vida de un pueblo con raíces profundas en el pasado. Diaguitas, Atacameños, Coyas y cuantos otros habitaron tu manto de vida.

En dicha tierra surgieron los seguidores del Alicanto, los buscadores de plata, Juan Godoy, Ossa, la estirpe de los Gallo y un sinnúmero de anónimos viajeros que fueron quedando en las páginas del tiempo. En las tardes de verano se ve cabalgar al mítico Padre Negro en su Mula, llevando la buena nueva más allá unos escépticos le miran indiferentes sin atender sus dichos, mientras esperan el último viaje del tren del Norte con su característico sonido de calderas y maquinarias que avanzan en el desierto. Sueños de anhelo de esa vida que fue llevándose el vértigo de la modernidad, más que moran en la siempre esquiva Tololo Pampa y que esperan el momento preciso para aparecer en una tarde reveladora para abrir la ventana del mundo incógnito y desconocido a los profanos que vagan en las tierras de la comarca Atacameña…

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