Romper los esquemas de la monotonía ya sea con la sutileza del vuelo de un halcón o el desborde de una estampida en medio del sigiloso cazador, sirve para emular la sensación de sorpresa que nos sucede cada cierto tiempo....
Lo inesperado, incierto y fuera de nuestro contexto de juego hace el efecto del fenómeno "Serendipity", que simplemente sucede sin más ante los ojos del observador, causando de paso una manifestación de asombro ante aquello inesperado, que literalmente se "aparece" allí donde en apariencia no había nada más...
La sorpresa por tanto, posee la capacidad de romper esquemas, develar lo inesperado con un matiz de transmutación a ese estado primario en donde nuestra especie deambulaba con una conciencia sensible y de asombro cotidiano, en un mundo de revelaciones y vida propia más allá del rígido res cogitans....
Tiene por tanto lo sorpresivo una manifestación de magia, de envolverse en un ambiente que permite trasladarse a nuevas dimensiones y espacios, donde la lógica por si misma no logra sostenerse. Asimismo posee la misma sorpresa una cuestión propia del créyente que espera con algo de excepticismo y que justamente esa dimensión le añade el necesario quiebre que presenta el estado del sorprendido ante el mom ento del suceso.....
Euforia, desconcierto, pesadumbre o simple aceptación son algunos de los coloridos emocionales que delinean el evento de la sorpresa, más la síntesis unifica el todo de :-diversidad y unidad- en torno a un aspecto de la humanidad de los sujetos que distingue y valida nuestra propia especie fuera de la gama cibernética que todo lo define en simple secuencia estadística formal, con ausencia de cualquier atisbo de abrir nuevas sendas hacia el entorno o nosotros mismos desde lo inesperado. Por ello, si bien somos superados en la técnica racional y cada día conformamos una simple extención del centro virtual de la amplia red constituida en una verdadera tela de araña que captura y rige, desde un ordenador programado a cabalidad....
Lo sorpresivo sin embargo, escurre, filtra e inunda nuestra existencia por más que intentemos evadir dicho proceso y de esta manera cualquier evento constituye el universo propicio para que nuestra vivencia sea permanentemente fuente de el sutil equilibrio entre orden y caos.Para descubrir y revelar nuevos senderos ante nuestros ojos.Para ello, basta por ejemplo: una simple sonrisa en medio de una cátedra magistral , la caida de una hoja en nuestra taz,a la declaración de amor en medio de un viaje o el temporal de verano que inunda nuestras certezas estacionales....
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