Luego de una extensa conversación y despedida
Viene el camino, el zarpe
En ese trance, surgió el silencio
El silencio del camino, que no es algo menor, pues pocos lo toleran
Un silencio extenso como la estepa
Indiferente y frío que acalla la tranquilidad
Allí, solo avanzas en tu realidad
Mientras mezclas un cóctel de evocaciones, recuerdos y alegría
Más no logras evadir el sonido ausente
Entonces, te percatas
No es un ejercicio fácil
Requiere una disciplina pocas veces vista
La disciplina de tu propio silencio
De tu propia compañía (¿La única?)
Las propias palabras que se desvanecen y que tu mismo liquidas
Como un árbol de otoño
Despojado del verde ropaje
Expuesto, desnudo y silente
Entonces, surge el silencio más prístino
Aquel olvidado y oculto contigo
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