viernes, 5 de marzo de 2010

Monte Eterno


Tu voz es silencio (de presencia infinita)
Con tus macizos que recorren los senderos milenarios
Fuerte columna que escala en los sueños
Tras la meta misteriosa y mágica
De inmortalidad

Así te conocí Cordillera
Vadeando tus caminos secretos
Desgastados y horadados por esos otros
Que antes te visitaron en afanes diversos

Así te encontré una tarde de invierno
Gigante ante mis manos temblorosas
Con tu manto níveo que irradiaba la luz lejana
Del astro Rey en nuestras tierras

Aprecié a tus habitantes imponentes
Con su natural grandeza coronada
De reverencia y majestuosa hospitalidad
Mientras permitían mi visita de forastero
Cóndor, Río, Monte y fuego
Cielo, hielo, escarcha y soledad
Puma, aire, tierra y bosque
Quillayes, Araucarias, aridez y soleada realidad

Fortaleza de tradiciones en tiempos idos
Pasadizo de esperanza hacia la libertad
Trascendencia antes del tiempo humano
Viaje hacia los enigmas de la posteridad
Presencia mágica de variados escenarios
En una sintonía de incógnita y diversidad
Tras la melodía de cánticos y trinos eternos
Con el eco de voces inmanentes
De todos aquellos quienes fueron tus moradores
Sin tiempo ni límite, amplitud total

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