martes, 9 de agosto de 2011

Cuentos Jasídicos

Termino de leer un pequeño libro de Cuentos Jasídicos, historias con sentido, mensaje y contenido para colaborar en nuestro tránsito terrenal sin grandes tratados o complejidades innecesarias , pues en palabras de Martín Buber : "Esta es la hora en que nos hallamos en peligro de olvidar el propósito de nuestra presencia en la tierra"....



Estas sencillas historias mezclan el amor, humor, el baile y la vivencia cotidiana impregnándola de sabiduría y vínculo con Dios. Se asemejan a la parábola bíblica e inclusive a las fábulas que ilustraban nuestra infancia.






El movimiento surgió en Europa oriental, específicamente en Bielorrusia y Ucrania, en el siglo XVIII, fundado por el rabino Ba'al Shem Tov Israel ben Eliezer (1700–1760), también conocido como el Ba'al Shem Tov (en hebreo, literalmente: "Señor del buen nombre").



El jasidismo produjo formulaciones sorprendentes y originales. Entre sus doctrinas centrales está la importancia del apego constante a Dios. Ya no era necesario ser un erudito para estar cerca de Dios, porque Dios siempre está presente en el corazón de las personas buenas que cumplen sus preceptos por amor a él.





A continuación dejo algunas de estas historias para la reflexión y el disfrute de su vivacidad y cercanía:



El Maestro Ladrón


Decía rabí Bunam:


" Tres cosas es posible aprender de los ladrones. Primero, a no ser perezosos y trabajar de noche, si hace falta. Segundo, a no desanimarse ante los fracasos y probar siempre una vez más. Luego a no despreciar ningún bien, por pequeño que sea. Quién quiera servir al Señor como se debe, debe aprender de estos métodos del ladrón".....




Fuera de Hora


Cuenta la historia que la inclinación al mal se le presentó a rabí Pinjas un día en que estaba rezando. " Vete de aquí -la rechazó el rabí- , y vuelve si quieres, a la hora de comer. Un hombre no debe pelear mientras está orando".....




La Casa de Mi Padre




En ocasión en que el rabí Shmelke y el rabí Leib hicieron una travesía en barco, una terrible tormenta amenazó hacer zozobrar el navío. El rabí Shmelke fue en busca de su colega y lo encontró bailando alegremente.


-¿Es el momento de bailar?- preguntó.


- ¡Precisamente!- - respondió el otro, sin detenerse un momento- Poeque pronto estaré en la Casa de mi Padre.


- Yo también bailaré, en tal caso- dijo rabí Shmelke.


La tormenta amainó, y el barco llegó a puerto.







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