miércoles, 3 de agosto de 2011

Una Tarde de Sábado en Familia

Es sábado, un día algo frío que según los pronósticos promete lluvia y con ello el desencadenamiento de inundaciones, problemas y complicaciones varias para muchos sectores del país que estarán al alcance de este frente. No obstante, algo anima a los transeúntes a salir, caminar y deambular por las laberínticas calles santiaguinas. Pues por más frío que pueda existir, se vislumbra una suerte de mandato, una opción o simplemente el deseo instintivo de estar “allí” en terreno y desafiar el ambiente. Soy uno de ellos, el ambiente es agradable y ameno, con esos rasgos indistintos de agrado y corte glacial que delinean algunas mañanas capitalinas y me recuerdan los días de infancia y adolescencia en mi tierra, donde esta temperatura sería un juego de niños para sus habitantes.

He prometido a mi esposa un paseo por el parque forestal y un almuerzo en aquellos lugares que fueron nuestro espacio primordial de encuentro en nuestro inicio. La caminata resulta un verdadero éxito en medio de senderos y arboledas que escoltan nuestros pasos y asimismo el almuerzo en uno de los típicos locales del sector.

El retorno no deja de ser sorprendente, como derivada de una cualidad oculta del parque y casi como ajeno a la ciudad de cemento que devora sonidos naturales, al llegar a plaza Baquedano observamos un movimiento más activo que lo acostumbrado en dicho lugar. En efecto; un escenario, parlantes, jóvenes malabaristas, carabineros con rejas y un animador entusiasmado que invita a celebrar y compartir en familia forman un contexto fuera de lo común. -Mi esposa me mira y yo asiento-, son cerca de las 15:45 y caminamos rumbo a esta suerte de actividad en medio de ese frío que mencionaba y que no obstante estimula algo en nuestros corazones, nos damos cuenta que existen variados participantes desde jóvenes con batucadas, adultos mayores, niños que corren, parejas, algunas religiosas y en fin un sinnúmero de personajes que como parte de un carnaval reparten banderas chilenas y mensajes varios….

El espacio despliega alegría, ánimo, las personas van llegando y nos ubicamos muy cerca del proscenio para no perdernos nada de lo que viene.

En un instante se realizan los saludos protocolares, agradecimientos varios y un gran aplauso al animador, quién resulta ser el participante de un programa matinal,- su voz -inmediatamente me recuerda el nombre y de allí constato que estamos en pleno acto de la Marcha por la Familia, que durante la semana generó reacciones adversas y comentarios algo ácidos. -Le menciono esto a mi mujer- ella no parece incomodarse, es más me lanza una sonrisa de dulce calidez que no obstante la temperatura me anima a observar y participar en esta actividad…

Una procesión de cantantes juveniles, baladistas e inclusive el gato Juanito personaje memorable de los 90 de un programa infantil son los encargados de animar y preparar al público para la marcha hacia la Moneda. Todos tienen un denominador común; para ellos, su acto es extensión de una inspiración y vivencia en Dios, especialmente a Jesús y recuerdan permanentemente la calidad de verbo de este, es decir acción de la letra escrita en los evangelios. Eso sumado al hecho de proponer un respeto por la familia (de hecho en eso consiste este acto) y asimismo por la condición sine qua non de que el matrimonio es sinónimo de unión entre Hombre y Mujer conforman los ejes centrales, de esta suerte de encuentro ciudadano.

Nada de aquello me parece algo polémico, es más esto último se inspira en las propuestas milenarias de conformación del mundo en base a las dualidades primarias; Ying / Yang (Chinos), Ten Ten Vilú /Kai Kai Vilú (Mapuches), Shoort / Xalpen (Onas), Zeus y Hera (Griegos), Isis y Osiris (Egipcios), hasta llegar a nuestros conocidos Adán y Eva (Cristianismo)….

El proceso sigue su curso sin mayores inconvenientes, los niños corretean bajo la mirada de sus padres y en medio de una alocución cargada de emotividad se da inicio a la caminata. Asimismo, el animador entrega alguna srecomendaciones para la marcha como; no caer en conflictos con posibles instigadores que confronten el proceso. Mientras junto a mi esposa nos animamos y agitando unas banderitas decidimos caminar rumbo a la Moneda.

Observo a mi alrededor -en un radio aproximado de 20 metros- y calculo un promedio de asistentes cercanos a los 8000 (los medios de comunicación según pareceres y cálculos variados le otorgarán un mínimo de 1500 hasta sobre los 5000)…

La caminata se inicia lentamente y durante el proceso no existen sino pequeños roces o entredichos con opositores, nada relevante que empañe la actividad. Al avanzar escucho que las personas entonan cánticos en alabanza a Jesús, consignas del tipo; Cristo Vive o un simple silencio testimonial. En fin, nada que pueda herir susceptibilidades, nada que genere una visión distorsionada respecto a la finalidad de esta actividad más allá de su objetivo esencial: Defensa de un matrimonio exclusivo entre Hombre y Mujer.

-Agito mis banderas-, Mientras, camino por la alameda y me divierte pensar en la posibilidad de expresar ideas o simpatías sin caer en la violencia, descalificación, agresión a la fuerza pública o en destrozos y robos a la propiedad pública y privada. En fin la marcha cumple con mis requisitos inspirados en la vinculación de libertad expresión y respeto, todo ello bajo una noble finalidad.

¿Quién podría molestarse con esta Iniciativa?

Sólo quién alberga en su espíritu la intolerancia, pues la opinión al respecto puede ser amplia, no obstante el deber de quién dice ser liberal es antes que nada asumir la tolerancia.





Tampoco aprecio a instigadores, matones o fanáticos en los integrantes de la marcha como se ha publicado o difundido por los medios escritos o audiovisuales....

La lluvia se desencadena, pienso que esto aminorará el entusiasmo; - me equivoco- el avance se torna ahora en una suerte de peregrinación misional, una muestra de ese “estar” con un sentido de compromiso, más allá de días soleados o de temporal.

La travesía culmina y los miles de participantes llegan a su meta, observan y escuchan pasivos el último discurso; recomendaciones, bienaventuranzas y un cuídense son los últimos mensajes. Una enorme bandera ondea y alberga a los participantes, algunos globos que se elevan por los aires y una tarde que mantiene su intenso aguacero.

Mientras caminamos junto a mi esposa rumbo al metro su mano se aprieta junto a la mía, algo especial ha tenido esta tarde, algo que dice relación con la posibilidad de estar juntos y disfrutar más allá del frío o de la lluvia, una forma de ser o estar que nos habla de amor, fe y voluntad….

Atrás la extensa columna de participantes se disuelve y deja su huella en cada esquina en que los participantes se desperdigan. No hubo violencia, no hubo destrucción: Ergo -No será Noticia-…

-Eso me alegra-


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