lunes, 30 de abril de 2012

Rosebud


-Rosebud- Es la enigmática palabra que surge de los labios del multimillonario  Charles Foster Kane (Citizen Kane) en su última hora.

El potentado se encuentra al interior de su fastuosa mansión llamada Xanadú,  en una inmensa y abismal sala de dormitorio que asemeja una cápsula en la cual la soledad lo ha terminado de consumir.

Curiosamente, en la hora señalada, junto con el eco de su mensaje el magnate deja caer al suelo  una bola de cristal que guarda una pequeña casa (quizás la metáfora de su mundo) y que al moverla da la impresión de  nevazón, un juego. Luego, un recuerdo que despierta de la mente perdida en medio de un conjunto de historias y la palabra que emana…

Esta palabra es la que acrecienta la curiosidad formando un velo de misterio luego de la muerte de su emisor, entonces las especulaciones corren y pronto se inicia una investigación periodística al respecto.

¿Qué podría significar esta críptica palabra?, sobre eso y la vida del personaje transcurre gran parte de la película de 1941.

Muchas hipótesis se han labrado fuera del mismo evento de la película, cada una de ellas con su propio sustento. Más la idea conceptual del último suspiro ronda en la presentación, ese halito que se fuga del cuerpo y desde allí emana la palabra. ¿Acaso una conjura o anhelo?, difícil de saber. Aunque es sabido  que algunos pueblos cuentan con rituales en ciertos momentos decisivos (la muerte incluida), con mantras, fuentes de invocación y evocación.

-Una palabra antes de morir-, no es algo banal ni mucho menos su significado, pues quizás es en dicho momento  de acercamiento hacia la muerte en donde palpamos de manera consistente nuestra finitud, esa cualidad que nos ha acompañado desde el día en que nacimos y que por diversas razones hemos intentado hacer a un lado obcecadamente como un visitante molesto.

En efecto, la mortalidad potencial que forma parte de nosotros se actualiza hasta consumarse y es en dicho tránsito donde logramos esclarecer lo significativo de lo intrascendente.

Así, la naturaleza enraizada de nuestro ser se expresa en su verdadera faz, con ese mensaje que sólo el viajero a punto de llegar a puerto  logra entender a cabalidad. Pues por más que hayamos  intentado  evadir  e incluso ilusoriamente pensar en una idea de inmortalidad (caso de Dorian Gray, por ejemplo) sea de la raigambre que sea,  en la hora postrera esta se esfuma como la espuma en una tarde de mar.

Principio y fin confinados en nuestro cuerpo, el microuniverso de  tiempo entregado, donado y que en un instante ha de consumarse hace que en la hora señera todo aparezca ante sí como una suerte de revelación.  Es en ese instante en que nuestra vida nos recorre, nos repasa y donde con mayor o menor cordura aquilatamos cada evento desde una óptica que bien podríamos pensar trascendente.

Lo que se dice entonces tiene que ver con un sinceramiento que hermana a los hombres en esa experiencia compartida y que implica otorgar una significación sin miramientos ni conveniencias respecto a nuestra vivencia.

La película transita en la historia, desarrollo y proceso del protagonista, dando saltos y coqueteos con el triunfalismo propio de quién ha escalado una larga y extensa jornada. Desde los inicios en las montañas junto a su familia, el momento de la separación bajo los cuidados de un tutor, estudios, emprendimiento y hasta la disputa por una gobernación. Todo ello se va desmoronando paso a paso hasta llegar a la soledad en su mansión de Xanadú.

Una fantasía atrapada en tierra de la realidad, un sueño de anhelos que representa la grandiosidad altisonante y coherente con el ego del sujeto que lidera a un imperio de las comunicaciones.

Todo ello, sin embargo se torna estéril en el momento decidido por el destino para partir, es entonces que surge ante la vista del espectador la imagen moribunda del antaño poderoso, quién pronuncia y lanza la  palabra señalada….

Al final de la película, se ve que el periodista a  cargo de indagar sobre el caso, renuncia a la investigación luego de intentar fallidamente sobornar al  mayordomo de la mansión. Acto seguido el mismo espectador, logra ver que los empleados proceden a quemar algunos artefactos de propiedad del fallecido y entre ellos se observa con detalle un pequeño trineo que en su reverso lleva el nombre de Rosebud….

Mero recuerdo, añoranza, devenir o simple expresión de simpleza al estilo de los cínicos que sólo emerge al final, la palabra ronda y prosigue su curso dejando un campo abierto para reflexionar respecto a su sentido más profundo.






jueves, 26 de abril de 2012

Sacerdotisa

                                                                                Sacerdotisa,  encarnación de la fuerza femenina que emana desde intrincados rincones de la tierra. Signo de vitalidad generativa que escala en medio de la adversidad para conquistar con sus designios el máximo escalafón de la pirámide ideal que rige los destinos de la aldea primordial.

Cursos de asentamientos, poblados y  civilizaciones perdidas te han albergado para seguir los mandatos de tu sabiduría ancestral, aquella de magma fluyente que surte las estepas y emanan desde las entrañas de la energía fundida con la materia.

Mujer sacra, cuerpo resguardado como tierra de fertilidad vital, consagrada a las divinidades, tus aposentos recorren los caudales desde el Ganges hasta el Tigris. Fuerzas cósmicas que iluminan tu designio desde las lejanas pléyades, de potencial provisto del magnetismo de sensualidad.

Afrodita, Diana deidades tutelares de tu estirpe te iluminan,  junto a doncellas, ninfas y  náyades que habitan en los sagrados altares de la naturaleza, esa misma que consagra los secretos con el cosmos desde donde surge el misterio del ser.

Bailas ante una luna llena, con  tu cuerpo ensalzado de adornos y al son de  melodías extraviadas que construyen los rituales junto a los bailes de círculos sagrados.

Cantas y elevas tu suave voz en medio de la soledad -entre montes, mares o estepas-, tus brazos son sutiles mensajeros de señales enviadas hacia los con fines del universo que va danzando en su armonía.

Una y otra vez nace el día, se oculta el atardecer y tu camino delineado se remonta cual astro tras el sendero prometido, aquél de guía fértil que encarna el eterno renacimiento en el juego de la vida y la muerte.

-Escucha-, son tus hermanas quienes entonan cánticos melosos, de suave elixir, miel de flores piadosas que sanan las heridas de los cuerpos, esas mismas que construyen el mapa ancestral del camino penitente desde donde el manantial emerge hacia su destino de transmutación-…

-Observa-, son las filas de iniciadas que caminan  rumbo al secreto monasterio, summum consagrado de códigos almacenados hasta los inicios de la humanidad. Mientras, los árboles se mecen al son de la brisa otoñal, las ramas se acercan para entregar un abrazo de su mundo observante, sensible y presente, mientras las aves trinan en una bandada de tránsito especular.

Tu cuerpo destella como en sueños, en tanto bates y revuelves tus pócimas, recitas y conjuras con tus labios, los códices del testimonio de porvenir. Entonces, de imprevisto va surgiendo el   compuesto que ha de elevarse por medio de vapores perfumados, hasta ascender a la atmósfera señera en donde el encanto ha de surtir hacia su destinatario, pues tu ciencia ha de lograr encantos, frutos pacificadores de amor y sanación, contigo las  enfermedades han de aminorarse, pues eres símbolo de añoranza y energía, de esa imagen que aún mantenemos en el interior. Fuerza de vitalidad que renace en cuerpo de mujer…..

martes, 24 de abril de 2012

Angustia

Ojos inundados de lágrimas vacías
Paisaje de anhelos  contenidos
Denotan tu mirada, destellan su salida
Entre sombras, entre tardes
De silencio, de pasado
Entre muros fugitivos
De tiempos olvidados
Mientras callas en un rictus de agonía
Todo lo revela, ese rostro de pesares
Mientras ríes has triunfado
Cuando callas fracasado
Esperando el regreso de esa luna agorera
Que inició el viaje sin destino
Aguardando el mensaje prometido
Tu mirada fue marcando una rutina
Cual eclipse de la vida
Que marchita y se esfuma
Sin salida, ni caminos
Como estrella extraviada
Tu mirada entristecida
Sale en busca de alegría
Cuando apenas corre el sol
Entre avenidas del mediodía
Anhelando que el regreso
Despierte de ese sueño
Que lleva tanto de anhelos
Sin destellos de esperanza
Roca ida, piedra perdida.



lunes, 23 de abril de 2012

Inicio

"El comienzo de la sabiduría es el silencio"  Pitágoras

Silencio

El aleteo de la mariposa del silencio
Culmina su viaje
En mi conciencia

El sueño
Culmina su viaje
En mi conciencia

Nuestros actos
Retornan  
Como el eco

El sol del atardecer
Cubre la ruta
Prevista

La sonrisa refleja
Nuestra proyección
Del mundo

jueves, 19 de abril de 2012

Meditación

El dolor lacerante, penetraba cada espacio de sus heridas, así un movimiento por más remoto que fuese, causaba tal conmoción que resultaba difícil consentir en moverse sin asumir que detrás de aquel acto, luego se iniciaría un colapso de trastornos internos que se evidenciaban en una sensación de flagelo, quemadura y erosión, todo aquello en un solo instante…

Lo mismo su boca, la heridas abiertas impedían una fácil articulación, por ello solamente la quietud y el silencio podían entregar algo de calma…

Pensó en los sacerdotes orientales, en sus meditaciones lejanas y profundas, sin contacto aparente con el ambiente, lejos, muy lejos de la inmediatez que ahogaba a los individuos en la cotidianeidad.

Por esta ruta, comenzó a navegar, trayendo consigo el abandono de cualquier pretensión de conciencia, movimiento y acto que impidiera despojarse de la carga que acarreaba en dicho instante. Así sin más, fijo los ojos en una línea imaginaria que invitaba a buscar mucho más allá del presente. Igualmente se sumergió en el silencio como un navegante diestro, dejando que todo el bullicio e impulso se desplazara como un río, fluyendo, circulando sin detención, mientras el, simplemente contemplaba en cada momento la actualización, sin detención.

El vacío paulatino se convirtió en un soporte eficiente, prescindiendo de la necesidad de hablar para darse a conocer o simplemente figurar. Apreció de esta manera el silencio absoluto y pudo constatar tanto el canto de las aves como el recuerdo confundido de vapor que subía en medio de la mañana ,para luego precipitar en el atardecer en medio del jardín de las rosas sembradas en su espacio de profundidad.

Así paulatinamente, cualquier intento de inmediatez fue deshaciéndose, como una vieja materia que se tornaba inviable para el hoy. Lejana, seca, sin consistencia, cada partícula se integraba a un viento misterioso que emancipaba la realidad que hasta hace muy poco le había atrapado.



–Liberación- fue una palabra que emergió sin la menor dificultad, luego silencio, simple ilusión que transita de una dimensión a otra, permitiendo traspasar la enseñanza que aguarda para nosotros desde tiempos remotos….

El dolor era recuerdo, una vivencia pasada, un instante que demostraba la transitoriedad entre el ayer y el hoy, así del día a la noche, del frío al calor, del dolor a la quietud, cada instante en su momento, aunque sin detención.

Dudó respecto a tal sensación, imaginó encontrarse muerto, incluso en un sueño remoto, sin embargo su presencia se mantenía allí, el viento, la vida e incluso el bosque se encontraban sin cambio, sólo era su idea e imagen la que había tornado diversas las vivencias. Pensó, entonces en las palabras del viejo que encontró en el camino: -De cierta manera, cada cual construye su camino-.

En efecto, cada instante se encontraba entrelazado íntimamente con su pensamiento y este a su vez con el entorno. De tal manera que las creencias eran un reflejo de su actitud y del mismo modo los resultados eran frutos de este mismo origen.

Nadie podía negar que su lograba disponer una actitud de tal o cual manera, esta no incidiría sobre su propio ambiente de una manera similar….

Así como un niño temeroso, vería su entorno amenazante, asimismo un corazón centrado en la bondad emanaría los afectos necesarios para relacionarse con la adversidad desde el manantial de la oportunidad. Lo mismo la malignidad traería el veneno que terminaría por aniquilar la vida del jardín particular. Cada cual hace su camino, -repitió, solemnemente-, yendo a una nueva realidad y sin dar ya vuelta atrás.

miércoles, 18 de abril de 2012

Viveza

La viveza, esa particular cualidad que suele ser expresada como patrimonio de los países de herencia hispana, mediterránea y en general de todo aquél que se asienta desde un discurso del operar turbio, ha cursado nuevamente en el horizonte un impacto significativo, logrando posesionarse en el centro de la noticia durante los últimos días.

En este caso, ha sido Argentina el foco de los comentarios, pues ha logrado dar un verdadero golpe a la cátedra en el tema. En este caso, no se vincula a un episodio deportivo del estilo: “la mano de Dios” (eufemismo que oculta la treta del jugador Maradona ante los ingleses), sino que la avivada nos habla de la estatización hacia la empresa REPSOL, de capitales españoles. Se argumenta por parte del gobierno argentino razones estratégicas e incumplimientos para consumar este movimiento, sin embargo detrás de todo aquello no aparece sino el oportunismo que ha guiado decisiones similares en el pasado ( recuerdo el corralito a los ahorrantes o la intervención a los fondos de pensión).

Como sea, la viveza cumple a cabalidad con a lo menos tres de sus elementales requisitos: a) Operar contra todo aviso, b) Sorprender indefenso al afectado, c) Obtener una ganancia significativa sin mayor inversión.

Las celebraciones y aplausos se escuchan de lado a lado, eso quizás marca el mayor signo de preocupación, pues cuenta con el refuerzo social y con ese entusiasmo propio de quién se hace valer ante el o los “giles” por las masas. En esa perspectiva no hay espacio para la solemnidad, el protocolo ni mucho menos para las leyes. -¡No!-, en este contexto es simplemente el más vivo, el más canchero, el que no pestañea ni duerme, el que logra apropiarse de las ganancias a expensas de otros, esos otros que han sido esquilmados bajo las normas de la viveza.


Bajo esa regencia, nadie se procupará de cumplir con la máxima de no hacer al otro lo que a ti no te gustaría que te hicieran. Nada de aquello parece operar en este tipo de conductas inspiradas fundamentalmente en una suerte de simple yoismo, que obviamente rompe con la estructura de la sociedad más extensa.


Así, no es extraño que el eco del tango cambalache se extienda paulatinamente en cada rincón, de Argentina y de paso por Latinoamérica, como un signo de esa cualidad que nos acompaña y llama permanentemente a ser exponentes de la avivada y del trabajo fácil antes que el esfuerzo.


Total como dijo un antiguo birlador callejero, que alguna vez entrevisté: "la culpa es de los giles, que dan lana, una y otra vez"…….

lunes, 16 de abril de 2012

Padre/Hijo

La disputa ancestral por el liderazgo de la manada, se gesta en el seno del grupo más esencial: La familia. En efecto, las rivalidades y disputas que observamos en la sociedad nos remiten a una etapa previa en el seno de esta entidad reconocida como célula social básica, matriz primordial, donde los diversos actores y libretos relacionales se actualizan dinámicamente, siendo uno de ellos; la díada Padre-Hijo.

Con la infancia se marca un proceso paulatino de autonomía de los hijos y que prosigue su curso a través de todo el ciclo vital, siendo preferentemente la adolescencia, esa etapa que marca el despertar del niño en una mirada de apertura tanto hacia el mundo interno y externo, iniciando así un lento desapego de quién hasta hace poco caminaba bajo el alero protector de sus progenitores o cuidadores…

Desde una aproximación en torno al vínculo filial de origen, es la madre quién lleva una invisible delantera frente al padre. Esto, desde la misma gestación hasta la crianza posterior, básicamente observable en la capacidad de generar una imagen de albergue y acogida, que nutre a tanto a nivel orgánico como simbólico a su prole. Ella es el seno, el Hogar mítico que acoge al niño prodigándole alimento, seguridad y cuidado. La sensación de orfandad del niño presen te en diversas etapas se atenua con esta presencia. A partir de estos procesos constatamos nítidamente las tendencias prevalentes de hoy, orientadas a enfatizar el periodo gestacional, los aprontes del parto, las etapas de inicio en la crianza y sobre todo la ligazón madre-hijo representada en el proceso de apego.

El padre en tanto, es siempre un extraño, ese –otro- ajeno al proceso inmediato de nuestra naturaleza, que debe llegar a ubicarse en un rol aún indefinido, más aún ,competidor por ese amor filial a nuestra madre e incluso un flagrante agresor, que debemos conocer en un proceso de vicisitudes no menor.

Su validación requerirá un camino mucho más zigzagueante que el delineado por la naturaleza filial entre madre-hijo. En este ámbito, no debemos olvidar al mito como referente simbólico de estas relaciones y conflictos. Así por ejemplo, encontramos a Cronos divin idad tutelat quién devoraba a sus hijos como una suerte de exterminio, siendo finalmente extinto a manos de Zeus. Por otro lado, la historia de Edipo, quién mata a su padre y se casa con su madre ha dado para una teoría extensa desde la perspectiva psicoanalítica.

No obstante, estos aspectos que remiten a una variante clásica del conflicto Padre/Hijo, no son los únicos, sino también existen aquello dilemas presentes ante la búsqueda del padre ausente. En efecto, no es cercana esta expresión sólo a una cultura de base matriarcal, sino que también a la dimensión misma de la presencia simbólica de la imagen paterna. Así, las historias narradas que relatan el recorrido de los hijos en busca de su padre no resultan menores, este es el caso de las historias de los navajos y asimismo la mitología griega quién nos habla de faetón tras su padre Helios.

De este modo ya sea a través de la confrontación, búsqueda y validación, el encuentro del joven ante su padre es asimismo una mirada introspectiva, un descubrimiento de aquello que se ignora, niega y de algún mode se desea destruir como amenaza y que sin embargo tarde o temprano será lo que identificará ante la profundidad de las capacidades y diferencias que nos une con el progenitor.

Por ello, sin temor a equivocarnos, podríamos rastrear los excesos y dificultades de nuestra vida social presente, en nuestro hogar primigenio. Así las reglas y normas desdeñadas emergerían como elementos finales al indagar una estructura familiar difusa o extremadamente permisiva que no logró ser procesada e incorporada y ante la cual hoy simplemente actuamos como sujetos reactivos.

Por otro lado, nuestra dificultad por asumir la imagen de autoridad sería el corolario de una relación principalmente supeditada, subordinada o sencillamente ausente de la imagen paterna.

Nuestra manada requiere tanto de orden para su continuidad y asimismo deliberación en cada etapa de nuestras vidas.


Para ello, tendremos el recuerdo permanente de nuestro aprendizaje a través de los hitos en nuestro curso vital. Allí emergerá en la memoria ; el viejo lomo plateado d elos gorilas junto al lobo alfa o el rey de la jungla con sus agrias y amenazantes dentaduras. Todos ellos simbolizan el mando y amor fraternal encarnados en nuestro progenitor, de quién somos y seremos tributarios y herederos, para encaminarnos hacia nuestros propios desafíos, toda vez que salvemos los obstáculos que conlleva el propio desarrollo en el camino de la vida y la necesaria integración de esa imagen paterna que nos ha acompañado en el tiempo.

miércoles, 11 de abril de 2012

La Peregrina

Caminaba en medio de un gentío que sin ser desbordante generaba una sensación de cohesión masiva, una multitud que aumentaba pausadamente, como una larga apuesta en el tiempo.

Cada paso era un desafío, una suerte de procesión que sometía a rigores mayores de los esperados dada las intrincadas vías por donde transitábamos. El ambiente propiciaba un embotamiento que dificultaba el tránsito de aquella masa multiforme que marchaba por diversos motivos y que asemejaba una procesión extraviada y perdida en el tiempo…

En medio de aquél escenario que simulaba una danza de conversiones de la cual era partícipe de manera forzada, una mujer que avanzaba delante de mí, emitió una voz de suave melodía que resultó ser un saludo hacia mi persona, señalando además mi nombre. Lo anterior, debo confesar ocurrió sin que esta persona moviera en ningún momento su cabeza ni tampoco realizara ademán alguno de consulta sobre mi presencia.

Fue apenas un instante, sin embargo con sorpresa y asombro lograba sacarme de la somnolencia en que caminaba sin más argumentos que una frase desde un saludo antiquísimo, una suerte de enigma desconocido en medio del vacío de aquellas personas encaminadas hacia destinos diversos.

Era un hecho a todas luces extraño, anómalo, lo que otorgaba una sensación de especial señal a lo sucedido y que de paso marcaba un significativo realce en medio de aquél entorno.

Intenté alcanzarla, sin embargo mi paso era dificultado por la multitud que demostraba igual interés por lograr su propio objetivo. Al aproximarme un poco más, pude constatar que era una joven mujer, su imagen proyectaba la idea de alguna sacerdotisa iniciada en algún rito, me fijé en su atavío, pues me recordaba especialmente a las peregrinas de oriente, destacando en ella; su andar calmo, sin sobresaltos ni desvíos y con la determinación de quién marcha con un rumbo prefijado desde hace mucho tiempo.

Sus pasos parecían flotar en medio de la tierra y su sola presencia delineaba una proyección que tornaba más intensa la luz del mediodía.

Luego de variadas escaramuzas en medio de un camino poco amigable logré darle alcance. Entonces, la mujer se giró hacia mi persona, me observó atentamente para posteriormente solamente sonreír, sin decir nada más prosiguió su rumbo detrás de la senda señalada.

Intenté alcanzarla por segunda vez y en esta ocasión las personas lo impidieron, así su figura se fue desvaneciendo poco a poco en medio de una temperatura cada vez más alta.

Dicho episodio no ha dejado de sorprenderme, pues:- la peregrina- como he decidido llamarle, evoca cualidades de una dimensión difícil de identificar en el mundo actual: observadora, sutil, con capacidad reconocer y asimismo tender la mano al forastero lejano, compasiva y misericordiosa. Todo ello, en una expresión de encuentro y revelación que rompe lo esperado para llegar sin más a la fuente que a ratos se nos presenta sin adornos ni envoltorios, en la imagen del anima vital en cualidad de peregrina y santa para nuestras vidas….

jueves, 5 de abril de 2012

La Cuentacuentos

La chayo gustaba de sentarse siempre a media tarde en la vieja silla de paja del corredor que daba a la calle para luego encender un cigarrillo y lanzar bocanadas que dibujaban figuras sinuosas en el aire. Sus gustos no eran muy sofisticados, sin embargo en el fumar se iba su vida, casi como una devoción. Siempre fumaba de la misma marca y cuando llevaba a cabo la transacción, sonreía con sus dientes amarillentos y doblados de una manera especial ante el almacenero.

Aparte de fumar, -nuestra Chayo-, como nos referíamos a ella, también gustaba de contar historias, esta era sin lugar a dudas su segunda pasión. De esta forma, cada tarde disponía su humanidad en la posición que hemos señalado, mientras esperaba con paciencia monacal que uno a uno se fueran sumando los niños del pueblo en una gran ronda para solicitar que les narrara alguna historia de esas que sólo ella conocía.

Era un ritual imperdible sobre todo en el verano y mucho más que una simple aventura era lo que se iba conformando en cada relato, pues no eran pocos a quienes sus padres debían ir a buscar por lo embelesados que quedaban o por el temor ante algún fantasma…

La Chayo parecía una mujer de edad indeterminada aunque algunos aseguraban que se acercaba a los sesenta nada aseguraba tal hecho. Sus manos se delineaban con suavidad aunque en la superficie se podían ver claramente los surcos que anunciaban el avance hacia la vejez. Cuerpo delgado, estatura mediana y de sonoras carcajadas era difícil de no reconocer a varios metros de distancia. Lo mismo sus ojos que iluminaban con una luz de especial enigma, algunos decían que era clarividente, otros incluso pensaban en ella como un a bruja. Sin embargo todas aquellas habladurías quedaban en nada cuando iniciaba sus historias.

Durante el proceso, se detenía con calma ante la expectación de quienes la observábamos, bebía de a sorbos cortos el mate que la acompañaba en sus faenas y luego proseguía. Todo ello, mientras mordisqueaba por el borde el cigarrillo que esperaba su momento.

De tanto en tanto el grupo se alborotaba por el vuelo de un ave, los ladridos de un perro o los molestos maullidos del gato de su propiedad de nuestra relatora y que en más de un a ocasión nos dejó helados al presentarse de un salto ante nosotros…..

Luego de un largo suspiro, la vieja Chayo, -nuestra Chayo- proseguía la historia con mirada solemne y de esa manera, el día transitaba hacia un mundo de imaginación que nos trasladaba literalmente fuera del tiempo…..

miércoles, 4 de abril de 2012

El Héroe de las mil caras

Leo con atención el libro del escritor y mitógrafo Joseph Campbell, llamado: El Héroe de las mil caras. Dicho texto expone con una mirada de rigor y cercanía, la travesía que debe enfrentar este personaje que ha de plasmar su huella en la historia con un sello de distinción ante la multitud espectadora de su pueblo y las masas sometidas a un designio imposible (para ellos) de ser superado.



Podríamos señalar en efecto, que el héroe surge con una doble cualidad. Así , por un lado cuenta con una suerte de mandato que ha de manifestarse tarde o temprano, más allá de cualquier obstáculo que pretendiera torcer tal destino ( aquí encontramos la experiencia de Buda, Teseo, Aquiles e incluso Jesucristo) y por otro lado la capacidad de delinear un camino que supere los límites establecidos por la norma del presente.


Desde esta perspectiva un héroe representa la encarnación del arquetipo heroíco en el mundo de los hombres, una figura eminente e investida de poderes más allá de los mortales quehaceres y asimismo con una perspectiva que trasciende en tiempo.


"El héroe es el hombre de la sumisión por si mismo. Pero sumisión ¿a qué?. Ese es precisamente el enigma que tenemos que proponernos y que constituye en todas partes la virtud primaria y la hazaña histórica que el héroe realizó" (el héroe de las mil caras).


Según el autor, la travesía que debe llevar a cabo el Héroe presenta una estructura de cierta constancia en el tiempo. Esto se constata tanto a través de escritos y relatos que hemos ido registrando a través de la historia, así encontramos:


1) Mundo ordinario - El mundo normal del héroe antes de que la historia comience.
2) La llamada de la aventura - Al héroe se le presenta un problema, desafío o aventura.
3) Reticencia del héroe o rechazo de la llamada - El héroe rechaza el desafío o aventura, principalmente por miedo al cambio.
4)Encuentro con el mentor o ayuda sobrenatural - El héroe encuentra un mentor que lo hace aceptar la llamada y lo informa y entrena para su aventura o desafío.
5) Cruce del primer umbral - El héroe abandona el mundo ordinario para entrar en el mundo especial o mágico.
6) Pruebas, aliados y enemigos - El héroe se enfrenta a pruebas, encuentra aliados y confronta enemigos, de forma que aprende las reglas del mundo especial.
7) Acercamiento - El héroe tiene éxitos durante las pruebas.
8) Prueba difícil o traumática - La crisis más grande de la aventura, de vida o muerte.
9) Recompensa - El héroe se ha enfrentado a la muerte, se sobrepone a su miedo y ahora gana una recompensa.
10) El camino de vuelta - El héroe debe volver al mundo ordinario.
11) Resurrección del héroe - Otra prueba donde el héroe se enfrenta a la muerte y debe usar todo lo aprendido.
12) Regreso con el elíxir - El héroe regresa a casa con el elíxir y lo usa para ayudar a todos en el mundo ordinario.

Un libro interesante y que invita a revisar desde una perspectiva sugerente la historia caudalosa de nuestra existencia personal mediante la realidad de nuestros sueños y la realización conforme al mito. Esa expresión de vínculo intrínseco de ser interior y externo, microcosmos y universo que lleva cada uno de nosotros en su existencia.




martes, 3 de abril de 2012

Proverbio



“La mayoría de los seres humanos, son como hojas que caen de los árboles, que vuelan y revolotean por el aire, vacilan y por último se precipitan en el suelo. Otros, por el contrario, casi son como estrellas; siguen su camino fijo, ningún viento los alcanza, pues llevan en su interior su ley y su meta”






-SIDHARTA