viernes, 16 de noviembre de 2007

Latencia


El pecado de Carmen, como llamaremos a mi cliente era su excesiva sumisión a las normas instauradas, por ello no sorprendía su permanente acato y subordinación tanto en el trabajo como en el hogar. Treinta años, cuerpo voluptuoso y atrayente, más en ella todo eso parecía ser de una futilidad inmensa, la obligación y el deber ser habían mutilado el necesario ejercicio de libertad, tal como en algunas culturas se procede a la cinscuncisión genital.......

Por todo lo dicho, que si bien es poco será suficiente para este relato , fue extraño ver aquella tarde la más grande metamorfosis sucedida en persona alguna que me había tocado presenciar... De pronto al interrogarla acusiosamente respecto a sus rutinas ella se sintió acorralada y procedió a lanzar grandes gritos, posteriormente en un acto frenético se despojó brutalmente de su blusa rigurosa quedando expuestos sus gloriosos pechos frente a mí... a manera de provocación se abalanzó intentando besarme ardientemente...

En una suerte de posesión y crisis histérica sus frases eran incoherentes y provistas de un lenguaje banal y mundano para sus costumbres habituales...... De pronto cayó desfallecida, al despertar un rato más tarde y verse "algo" estropeada procedió con la naturalidad habitual y con cierta indiferencia a vestirse y pagar sin dejar de reservar una hora para su próxima sesión........

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