martes, 22 de enero de 2008

Mascota



El pequeño cachorro llegó a manos de Miguel lanzando esos tibios y conmovedores gemidos que en más de alguna oportunidad he contemplado absorto, quizás por la fragilidad, quizás por esa ternura tan atávica que suele acompañar a los perros hacia el ser humano....

Miguel un niño de doce años había esperado ese regalo con ansias, cada tarde que preguntaba a su padre respecto a la llegada del animal, parecía un verdadero interrogatorio, parecía que le iba la vida en ello...

Sus ojos brillaron el día en que su progenitor llegó con el pequeño perro como obsequio de cumpleaños......

El cachorro creció mimado y en más de una ocasión lo observé y vi su desarrollo; de querendón a travieso y de allí a respetable can juvenil...

Posteriormente, le perdí la pista al perro de Miguel así como a su amo.. tiempo después me enteré a través de su madre que Miguel formaba parte de una pandilla juvenil y que era su líder, la madre con ojos llorosos, me contó además que su hijo organizaba peleas de perros y con ello ganaba dinero, dinero que poco veía pues habitualmente lo gastaba en fiestas y drogas.....

Casi con ingenuidadd le consulté por el perro de Miguel como lo llamaba yo, ah, Diabólico me respondió - así se llamaba el perro en cuestión-

El es el perro con que mi hijo apuesta,-me señaló- y nada queda de ese adorable cachorro, más bien parece un ser infernal y bueno su nombre no lo desmerece - indicó luego-

Me despedí de ella y caminé a tomar locomoción, nuevamente la comunidad me sorprendía de una manera inesperada, nuevamente me sentía desubicado- transité un rato sin mayor destinó- tan sólo buscando una explicación, de como el infantil Miguel se tornó en líder de pandilla y con él su perro, ese perro tembloroso e inofensivo que alguna vez conocí y debo ser honesto no encontré ni aún encuentro respuesta que logré dar cuenta de ello satisfactoriamente....

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