viernes, 26 de febrero de 2010

Quiebre


La sensación de abatimiento cundió rápidamente por todo el cuerpo de aquella joven mujer, su cara palideció y su habitual aplomo y firmeza comenzó a tornar en un tambaleo interior similar al de las estructuras ante un cataclismo natural…..

-Frente a ella se encontraba su pareja-, novio de tres años y con quién había sostenido una convivencia desde hace dos años, cuando ambos bordeaban cerca de 19 ….

La incapacidad siquiera de balbucear una frase, impedía un diálogo verbal, no obstante las miradas de abandono de ella y la fría e indiferente recepción de el, manifestaban claramente el tópico de aquél encuentro….

-Siento que no estoy enamorado- señaló el con una seguridad categórica y al mirar a su novia pudo observar como paulatinamente comenzaban a brotar lágrimas en su cara…

-Al menos dame una razón- señaló ella. El silencio fue abismal, la respuesta más aún. No tengo que dar explicaciones ante nadie, simplemente no me siento bien contigo e incluso siento que podría estar enamorándome de otra mujer.

Aquella revelación fue como un balde de agua fría para la joven amante, ¿cómo podía el renunciar a su amor?, ¿ella le había permitido licencias que otras no?, ¿Jamás le había celado o controlado como muchas, un acto histérico menos?......

En ese instante, el se alejó, dejándola abismada y sumergida en un sin fin de preguntas existenciales que eran de difícil respuesta sobre todo por que la llave de estas no se encontraban tanto en su voluntad o decisión como en quién se había marchado….

Del temblor inicial devino el llanto irrefrenable, las acusaciones y culpas desenterradas, la sensación de vacío y la oscuridad más abyecta para un alma como ella que se había entregado sagradamente al amor sin contemplar ni siquiera la mínima probabilidad de ruptura en aquella relación fraguada al concluir la adolescencia…

Ella, una persona que ansiaba amar y que había consagrado su destino a realizar dicho proyecto hoy vivía el fin de su sueño y palpaba la sensación de abandono, término, finitud y sinsentido en un solo instante. Comenzaba su camino hacia la marcha del alma caídas, de los desterrados del paraíso en medio del tormento del recuerdo permanente y de la negación a entender y aceptar que para cada uno de nosotros existe un principio y un fin que se actualiza y renueva permanentemente.

Afuera, casi en sincronía con el estado de su espíritu emocional, la tarde se nublaba y refería la amenaza latente de una tormenta que no se detendría por varios días……..



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