El intenso fuego que despegaba de las estructuras, entregaba un espectáculo dantesco, casi como aquellas pesadillas en las que uno ansía despertar sin más.... sólo que en esta oportunidad era real. Las avenidas desparramadas de personajes que huían del caos tornaba la imagen de una escena apocalíptica con certeza apostaría que muchos compartieron mi juicio.
La sensación de vulnerabilidad pocas veces la he sentido como aquella tarde, en donde cual relámpago proveniente de los cielos sendos aviones se estrellaron a intervalos sobre las torres gemelas. Danza de sonidos primitivos, sumado a inmensas columnas de fuego humo, material que caía desde la altura, gritos de horror, miradas constreñidas, la desesperanza esparcida sobre el pavor del cemento caliente……
Apenas un instante para sobreponerse a la perplejidad, la muerte alcanzando con su amplio brazo a seres inocentes, simples piezas de un juego más intrincado, cruel y absurdo y no por ello menos preocupante pues con la convicción del fanático el hombre se ha alzado contra el hombre, una y otra vez en la historia….. Las torres gemelas se derrumbaban, miles de almas en pena deambulando, la impotencia de la fragilidad me golpeaba….. y tan sílo pude contener la emoción básica y pedir por “un descansen en paz” mientras la temperatura infernal consumía todo sin detenerse………….
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